La investigación hizo un seguimiento de más de 30.000 mujeres durante 13 años, clasificándolas en función de su nivel de actividad, y teniendo en cuenta que ninguna de ellas estaba a dieta. Así, establecieron tres grupos: las que hacían 150 minutos de actividad física a la semana, las que hacían entre 150 y 420 minutos, y las que hacían más de 420 minutos. Las de éste último grupo fueron las únicas que consiguieron mantenerse en su peso.
Aunque a veces se recomienda hacer ejercicio tres o cuatro días a la semana, eso sólo sirve para reducir los riesgos de enfermedades crónicas, pero no es suficiente para mantener el peso en ausencia de restricciones calóricas. Aunque esto tampoco significa que debas pasarte la semana en el gimnasio, puedes alternar tres o cuatro sesiones de deporte con otras actividades como pasear -de camino al trabajo-, bailar -el sábado por la noche-, o montar en bici -el domingo por la tarde-. No es tan importante el ejercicio en sí, como el hecho de acabar con la vida sendentaria.
Esto es efectivo para las mujeres que cuentan con un índice de masa corporal normal (pueden comer más o menos lo que quieran con tal de que lo quemen). En el caso de personas que ya tienen sobrepeso, es necesario que se impongan alguna restricción calórica para que puedan alcanzar su peso ideal.
¿Tú que prefieres? ¿Comer mucho y quemarlo o no moverte mucho pero tampoco comer demasiado? Ten cuidado con lo que piensas: una opción es claramente más saludable que la otra.
Vía: El Mundo
Prohibir la comida basura en los colegios…¿sí o no?
El Ministerio de Sanidad está contemplando la idea de prohibir las máquinas expendedoras con bollería indutrial y snacks en los colegios. Personalmente, yo estaba convencida de que ya se había prohibido en el pasado y me parece que no siendo así, urge hacerlo. Especialmente si tenemos en cuenta la cantidad de adolescentes que toma diariamente bollería industrial en el recreo.
No creo que las máquinas expendedoras sean las culpables del incremento de la obesidad infantil en España, ni mucho menos, pero sí creo que acabar con ellas es, aunque no un camino para resolver el problema, sí al menos una forma de ser coherentes desde los centros educativos. Porque yo entiendo que al salir del cole los niños acudirán en tropel al kiosko de la esquina a comprar chucherías, pero desde un centro de enseñanza no deberían ser puestos a disposición. De la misma manera que en el bar del instituto no te ofrecen cervezas, ni en la biblioteca la Super-pop (espero).
En la actualidad apenas hay máquinas expendedoras en los colegios, pero es una realidad muy común en los institutos. Esto supone delegar en los niños la decisión de qué alimentos tomar y creo que hay que ser algo ingenuos para creer que elegirán una pieza de fruta y no esa deliciosa palmera de chocolate. Es triste no haber educado a nuestros hijos para que sean capaces de escoger lo que más les conviene, de acuerdo, pero al menos no se lo pongamos en las manos. Insisto, no en un lugar donde se supone que se les educa.
No pueden aprender a comer bien sólo a través de los mensajes verbales. Come fruta, toma un yogur, renuncia a los productos industriales. Pero lo que yo te coloco delante en el recreo son patatillas, chocolatinas y refrescos. Los snacks son malos para la salud. Pero es lo que tienes aquí para comprar. Son menores de edad, y como tales deben ser protegidos ante los hábitos de vida poco saludables.
¿Qué opinas tu sobre las máquinas expendedoras en los colegios? ¿Crees que se demoniza demasiado a los snacks? ¿Piensas que los adolescentes saben cuidarse? ¿O consideras que prohibir las máquinas expendedoras no servirá para nada y que debería irse más allá? ¿Cómo se puede educar a los jóvenes en hábitos de alimentación sanos?
Vía: Europa Press
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